lunes, 16 de junio de 2014

Psicología de las masas y análisis del yo (1921)




Por: David Fernando Gómez Serna

Esta reseña pretende abordar los aspectos tocados por Freud en el volumen 18 en la sección de “Psicología de las Masas y análisis del yo”. Así pues Freud deja en claro sus objetivos con respecto al texto, hacer un abordaje al estudio de las masas, por consiguiente este trabajo solo se limitará a abordar este aspecto.
Freud en un principio deja en claro que el individuo a veces prescinde de algunos aspectos narcisistas para pertenecer a cierto grupo, y que claramente se puede ver una oposición entre estos actos narcisistas (Ser individuo) y los anímicos sociales (Ser parte de un grupo).
Aunque Freud quería hacer un estudio riguroso sobre la Psicología de las masas el admite que si es complicado entender al individuo por sí solo, se agrega una nueva dificulta ya que el sujeto se comporta de manera diferente cuando se encuentra incluido en una masa psicológica.
Partiendo de esta breve introducción, el texto nos mostrará diferentes aportes de otros autores que Freud trabajó en su texto, para complementarse e incluso algunos aspectos que no fueron tenidos en cuenta.
Le Blon en su libro de Psicología de las masas dice que una de las características principales de la masa es que desaparece lo individual, por lo tanto su peculiaridad. Freud le complemente diciendo que  “se hunde lo heterogéneo en lo homogéneo”. Continua Le Blon enunciando que el individuo adquiere un sentimiento de poder invencible en la masa y por ende se entrega a instintos y desaparece la responsabilidad que tanto lo frena, Freud por su parte da una explicación a esto gracias al Psicoanálisis y es que el sujeto logra echar tierra a las represiones y hay una desaparición de la conciencia moral o de un sentimiento de responsabilidad. Aunque ambos comparten similitudes en los conceptos, Freud evidencia una falta en Le Blon, lo reprimido, es decir cuando el sujeto experimenté esa desinhibición en un momento dado por ser parte del grupo lo que fue reprimido puede retornar.
Otro aspecto que trata en el texto es sobre el contagio que aunque es fácil de comprobar, Freud admite que le es difícil explicarlo. Pero deja un dato importante  los sentimientos y actos son tan contagiosos que el individuo sacrifica muy fácilmente su interés personal por el del grupo.
Un asunto interesante que se retomará varias veces en el texto son las características de un integrante de la masa, Le Blon enuncia que:
·         La desaparición de la personalidad consciente.
·         Los sentimientos e ideas den el mismo sentido por sugestión y contagio.
·         La tendencia a trasformar inmediatamente en actos las ideas sugeridas.
Aun así Freud menciona que a  Le Blon le faltó un aspecto importante: el efecto del contagio que los individuos ejercen unos sobre otros y por el cual se refuerza la sugestión originaria, es decir tener la capacidad de influirse recíprocamente.  Y continua describiendo a la masa como impulsiva, voluble y excitable, y que es guiada casi con exclusividad por lo inconsciente, ninguna instancia racional mide su acuerdo con la realidad. Así pues quien quiera influirla no necesitaría presentarse con argumentos lógicos; tiene que pintar las imágenes más vivas, exagerar y repetir siempre lo mismo, la masa está sujeta al poder verdaderamente mágico de las palabras. Esta nunca conoce la sed de la verdad, piden ilusiones, a las que no quieren renunciar.
Freud retoma y al mismo tiempo resalta lo importante que es el incremento de la afectividad que provoca en cada individuo, una sensación gozosa para sus miembros entregarse, sin barreras, a sus pasiones y de ese modo confundirse en la masa, perder el sentimiento de su individualidad.
Continuando, en el texto vemos un aporte de McDoughall, quien enumera cinco “principios principales” para que la vida anímica de la masa se eleve de nivel.
1.    Cierto grado de continuidad en la persistencia de la masa.
2.    Representación de naturaleza, función, operaciones y exigencias de la masa.
3.    Relación con otras formaciones de masa semejantes a ella, pero divergentes. Ej: Rivalidad con otras masas.
4.    Poseer tradiciones, usos e instituciones, en particular los que se refieren a la relación de sus miembros entre sí.
5.    Que exista una articulación, expresada en la especialización y diferenciación de las operaciones que corresponden al individuo.
La meta es dotar a la masa con los atributos del individuo, en otras palabras, la tarea consiste en procurar a la masa las mismas propiedades que eran características del individuo y se le borraron por formar parte la de masa. En efecto, el individuo poseía —fuera de la masa— su continuidad, su conciencia de sí, sus tradiciones y usos, su trabajo e inserción particulares, y se mantenía separado de otros con quienes rivalizaba.
Con estos conceptos claros, Freud ejemplifica todo con dos grandes instituciones: la iglesia y el  ejército, y anota que estas dos masas artificiales cada individuo tiene una doble ligazón libidinosa: con el conductor (Cristo, general en jefe) y con los otros individuos de la masa –como se había mencionado antes-.
El texto nos muestra el reproche que hace Freud a los autores que había trabajado durante el texto por no haber apreciado suficientemente la importancia del conductor. Pero Freud retoma un punto mencionado en la concepción McDougall, es el momento en cuando hay un gran peligro real y la masa carece de fuertes ligazones afectivas. Y esta situación es más palpable con la pérdida, en cualquier sentido, del conductor, el no saber a qué atenerse sobre él, basta para que se produzca el estallido de pánico, aunque el peligro siga siendo el mismo; como regla, al desaparecer la ligazón de los miembros de la masa con su conductor, desaparecen las ligazones entre ellos y la masa se pulveriza; aunque Freud subraya que la descomposición de una masa religiosa no es tan fácil de observar.
Siguiendo con el tema del conductor, Freud hace una analogía del Hipnotizador con el conductor de la masa. El sujeto en la hipnosis experimenta una sumisión, obediencia y falta de crítica hacia el hipnotizador; una absorción de la propia iniciativa.  Y en ese estado –como se menciona lo que pasa en la masa- es innegable que se puedan dar conductas hacia una predisposición al odio y  agresividad.
Así el hipnotizador se convierte en objeto único: no se repara en ningún otro además de él. Lo que él pide y asevera es vivenciado oníricamente por el yo; esto nos advierte que hemos descuidado mencionar, entre las funciones del ideal del yo, el ejercicio del examen de realidad, porque en algún momento el hipnotizador –Conductor- ha ocupado el lugar del ideal del yo.
Con lo anterior Freud da la posibilidad de considerar como un todo a la masa, y  que un individuo en esta, exhibe los rasgos de debilitamiento de la actividad intelectual, desinhibición de los afectos, incapacidad de moderarse y de diferir la acción, tendencia a trasgredir todas las barreras en la exteriorización de los sentimientos y a su total descarga en la acción
Freud en verdad logra recoger todos los puntos sobre la masa, pero también enuncia algo a tener en cuenta porque puede pasarse por desapercibido y es la  exigencia que tiene los individuos con el conductor: la justicia, el trato igual para todos.
El texto ofrece un ejemplo claro, la situación con un artista de música: Lo más natural que haría un grupo de muchachas es que se tuvieran celos recíprocos, pero en vista de su número –cantidad- y de la imposibilidad de alcanzar la meta de enamorar a la estrella, renuncian a ello y en vez de andar a la greña actúan como una masa unitaria, rinden homenaje a su amor platónico en acciones comunes y acaso las embelesaría compartir un rizo de su cabellera. Rivales al comienzo, han podido identificarse entre sí por su parejo amor hacia el mismo objeto.
Pero no olvidemos que la exigencia de igualdad de la masa sólo vale para los individuos que la forman, no para el conductor. Todos los individuos deben ser iguales entre sí, pero todos quieren ser gobernados por uno. Esta es la situación que posibilita que  la masa sea capaz de sobrevivir.
Ya llegando a los apartados finales Freud dice que todo lo que se experimenta en la masa no es más que una regresión, a una actividad anímica primitiva que se adscribe a la horda primordial, como si fuera un renacimiento de esta. Siguiendo la comparación, el conductor de la masa seria el temido padre primordial; la masa quiere siempre ser gobernada por un poder irrestricto, tiene una ansia extrema de autoridad: según la expresión de Le Blon, sed de sometimiento. El padre primordial es el ideal de la masa, que gobierna al yo en remplazo del ideal del yo.
Ya para terminar Freud nos dice que cada individuo participa, así, de muchas masas: su raza, su comunidad de credo, su comunidad estatal, etc., y algunos puede elevarse por encima de ello hasta lograr una partícula de autonomía y de originalidad.
Aporte personal.
No puedo agregar mucho, en verdad. Freud y sus aportes son impresionantes, logra ejemplificar de una manera bastante nítida las dinámicas de una masa, y si logro compararlas con lo ocurrido en la película “La ola”, o los movimientos fascistas que sucedieron entorno a la segunda guerra mundial, puede verse claramente que cumplen a cabalidad con lo tratado en este texto. En mi concepto  una frase del texto ejemplifica en sobremanera lo expuesto “El individuo deja de ser él mismo; se ha convertido en un autómata carente de voluntad”.
Quizás el único punto que podría sugerir y eso con temor a equivocarme es cuando Freud no alcanza a explicar en el principio de texto uno de los motivos por el cual el individuo se contagia del otro, que para mí no es más que “empatía”. Aunque puedo plantear dos puntos, el primero es acerca de cuan desarrollado y estudiado estaba el concepto de empatía en el tiempo en que Freud escribió este apartado, y segundo, recuerdo que en uno de sus escritos desarrolla –quizás algún tiempo después- sobre el tema de contagiarse del otro, experimentar en cierta manera los sentimientos de otro (alegría, odio, dolor) pero no recuerdo exactamente en cual fue. Pero bueno, siento que el texto de psicología de las masas cumple su cometido, un acercamiento formal hacia estas y su composición y dinámicas.
Y es en cierta manera cómico que la religión cumpla con la mayoría –por no decir todos- los requerimientos, la religión aunque hable de amor y fraternidad para todos, en el fondo, es amor para todos aquellos a quienes abraza, y está pronta a la crueldad y la intolerancia hacia quienes no son sus miembros.
Y bueno me ha encantado el texto, aunque algunas ocasiones puede llegar a ser algo complicado con la suficiente minuciosidad –y releer constantemente- uno puede comprender lo esencial, porque es particular con los escritos de Freud que cada vez que se releen uno puede encontrarse con elementos que antes no había notado.
Mi aporte no es mucho que digamos, pero al menos puedo plantear una serie de cuestiones que vale la pena preguntarse, por ejemplo:
-       Freud menciona que los individuos hacen hasta lo inimaginable por la necesidad de estar de acuerdo con los demás integrantes de la masa y no oponérseles; quizás, entonces “por amor a ellos”. Y yo me pregunto ¿Y si lo hace para ser amado por ellos? Es decir, ¿sentirse reconocido y afirmar que es parte de ellos?
-       Y creo que cabe la pregunta ¿Qué tan indispensable para la esencia de la masa es un conductor? ¿Acaso una idea o un imaginario, puede ser un sustituto?
Para terminar me gustaría dejar uno de los puntos que más me ha tocado con la lectura. Freud dice que aunque la religión u otra masa importante declinara, hay otra que surgirá en una forma diferente (como por el socialismo en esa época) o incluso la ciencia que aunque pueda ser una buena idea, en alguno momento tomara un rumbo que puede dividirla y todo vuelve a comenzar, diferente en la superficie, igual en el interior. Además como se demostró en el experimento de “La tercera ola” si se dan todos los elementos necesarios pueden surgir movimientos que pueden representar un peligro. O quien sabe, quizás las dinámicas que vivimos hoy en día pueda dar lugar a que algo más pueda convertirnos en un autómata carente de voluntad… ¿Algo así como un “Smathphone”?
Bibliografía.
Freud  Sigmund, Obras completas Volumen 18, Argentina, Amorrortu Editores.